Las características por las que podemos reconocer a un niño autista son variadas, pues como ya dijimos anteriormente, es un síndrome (conjunto de anomalías) y no es una enfermedad. Se considera que una persona es autista si tiene o ha tenido en alguna etapa de su vida, cuando menos siete de las siguientes características: • Lenguaje nulo, limitado o lo tenía y dejó de hablar. • Ecolalia, repite lo mismo o lo que oye (frases o palabras). • Parece sordo, no se inmuta con los sonidos. • Obsesión por los objetos, por ejemplo, le gusta traer en la mano un montón de lápices o cepillos sin razón alguna. • No tiene interés por los juguetes o no los usa adecuadamente. • Apila los objetos o tiende a ponerlos en línea. • No ve a los ojos, evita cualquier contacto visual. • No juega ni socializa con los demás niños. • No responde a su nombre. • Muestra total desinterés por su entorno, no está pendiente. • No obedece ni sigue instrucciones. • Pide las cosas tomando la mano de alguien y dirigiéndola a lo que desea. • Evita el contacto físico. No le gusta que lo toquen o carguen. • Aleteo de manos (como si intentara volar) en forma rítmica y constante. • Gira o se mece sobre sí mismo. • Se queda quieto observando un punto como si estuviera hipnotizado. • Camina de puntitas (como ballet). • No soporta ciertos sonidos o luces (por ejemplo, la licuadora o el microondas). • Hiperactivo (muy inquieto) o extremo pasivo (demasiado quieto). • Agresividad y/o auto agresividad (se golpea a sí mismo). • Obsesión por el orden y la rutina, no soporta los cambios. • Se enoja mucho y hace rabietas sin razón aparente o porque no obtuvo algo. • Se ríe sin razón aparente (como si viera fantasmas). • Comportamiento repetitivo, es decir, tiende a repetir un patrón una y otra vez en forma constante. Esta lista se da como referencia pero será necesario el diagnóstico del neurólogo así como la valoración del psicólogo.